Historia De La Belleza : el sentido de la contradicción

 



Pero, ¿por qué deberían interesarnos estos aspectos de su filosofía? ¿Y por qué deberían tenerse en cuenta al considerar la cuestión de la forma mencionada anteriormente?

En mi opinión, porque es precisamente en el abordaje filosófico de Eco de los problemas de la estética y sus objetos de investigación –a saber, desde las cuestiones del sentido y la comunicación a las de la poética y las obras– donde se encuentra la cuestión de la forma en el centro de la su reflejo Más que tratar la mera apariencia o los aspectos externos de una obra, la suya es esencialmente una reflexión sobre la adecuación de los recursos operativos, teóricos y explicativos con respecto a la variabilidad de la realidad.

Dar sentido a la forma de las cosas significa no solo poder captar su esencia, sino también comprender cómo están hechas. Este reconocimiento implica necesariamente que existe una brecha, una diferencia , entre la realidad y el conocimiento. Las formas de significar que permiten comprender la primera, sus aspectos y los objetos en el mundo externo, son siempre susceptibles de modificación. Las teorías son falsables. Sin embargo, el mismo intento de comprender sus objetos les otorga una forma, es decir, los hace inteligibles y explicables. Al mismo tiempo, también hay que reconocer la elusividad, la naturaleza contradictoria de estos objetos. Como argumenta Eco, también se trata de admitir que tal diferencia es un signo de una inestabilidad subyacente, tal vez incluso de un no origen , al menos según el pensamiento postestructuralista que guió algunas de sus investigaciones.

Dar sentido a la forma es, por tanto, también una cuestión de contradicción, o más bien, la admisión de una falta de perfección y, al mismo tiempo, una declaración de transformabilidad. Eco tiene en cuenta estos dos aspectos durante la ejecución de sus propios estudios, lo que confirma su centralidad. Por lo tanto, la forma no es solo el objeto de sus investigaciones teóricas, sino también un dispositivo práctico para hacer un punto metateórico. HAGA CLIC EN ESTE ENLACE Y NAVEGUE EL RESUMEN DE LA HISTORIA DE LA BELLEZA

toma forma el contenido que el escritor pretende comunicar . En varias ocasiones Eco escribe que la suya no es una elaboración teórica unitaria sino una propuesta de partes únicas que juntas revelan las relaciones y conexiones de una imagen teórica global. En la introducción a la primera edición italiana de La obra abierta (1962), escribe que los ensayos recogidos en el libro ofrecen diferentes puntos de vista para abordar un mismo fenómeno: la indeterminación en relación con el desorden y las posibilidades de que disponen las artes para darle alguna forma – con el fin de presentar una propuesta para la discusión. En la introducción a la segunda edición (1967), Eco especifica que esos ensayos deben ser considerados como estudios de historia de la poética, es decir, investigaciones sobre ciertos programas operativos implementados por artistas contemporáneos: estudios que ofrecen lecturas diversas en torno al problema de la ambigüedad semántica de las artes en estrecha relación con la dialéctica entre forma y apertura, es decir, entre la obra y su variabilidad estructural e interpretativa.


Eco continúa enfatizando la falta de unidad en su propuesta teórica incluso al comienzo de Kant y el ornitorrinco (1997), donde admite presentar no una teoría sino un conjunto de estudios que pueden tener conexiones entre ellos. En él argumenta en primer lugar sobre el ser , sobre su naturaleza sustancial y conectiva, sobre algo y sus posibles interpretaciones. La brecha entre la realidad y el conocimiento vuelve a estar en primer plano una vez más. La diferencia también se hace evidente cuando surge la pregunta: «¿Por qué hay un ser y no una nada?». En efecto, Eco remarca que «[e]l mismo hecho de que podamos plantear la pregunta (que no podríamos plantear si no hubiera nada, ni siquiera los planteadores de la pregunta) significa que la condición de toda pregunta es que el ser exista”. Más que el mundo o la mente, en el tránsito de la cosa a la palabra, escribe Eco, el ser se convierte en problema precisamente porque hablamos de él. Sin embargo, la teoría descubre sus propios límites, lo que la hace más o menos adecuada para explicar sus objetos que pueden mostrar su inestabilidad, variaciones y contradicciones.

Sin embargo, en este apartado mi preocupación no es una exégesis del método que guía su escritura. Más bien, me gustaría señalar una simetría: la señalización de Eco sobre la no unidad teórica, sobre la multiplicidad de puntos de vista en sus escritos, revela la centralización del problema de la forma en su programa de investigación (especialmente en la fase que precede a la elaboración de su teoría semiótica), junto con su concepción de la estructura que se desarrolla considerando su susceptibilidad natural a las variaciones. Consideraré este último tema, manteniendo la forma como foco central, a través de una investigación de algunos de sus primeros estudios.


El camino crítico de Eco en torno al tema de la forma se origina en sus primeros escritos y se entrelaza con sus investigaciones en estética filosófica. En el estudio dedicado a la estética de Tomás de Aquino, señala que la estética medieval es mucho más rica que su contraparte moderna y la considera una especie de filosofía del arte ante litteram . Desarrollado en varios momentos por diferentes autores, Eco lo considera un conjunto de observaciones sobre los desafíos de comprender las prácticas y poéticas humanas. En el curso de este estudio, Eco también se enfoca en aspectos de su propio método, a saber, la simetría antes mencionada, que logra razonando sobre la diferencia en términos de contradicción. Retrospectivamente, señala que en lugar de ser considerada una derrota, la contradicción es «una victoria para quienes creen en la actividad filosófica como algo que se repite continuamente» .

Las contradicciones en los sistemas teóricos indican el grado de variabilidad en sus objetos de investigación y en su estructura. Precisamente por eso, abordar el problema de la forma significa tratarla no sólo como objeto de investigación, sino también como elemento de la propia operación metodológica, es decir, como el primer factor que cuestiona la estabilidad misma de un modelo teórico desarrollado con fines específicos. objetivos en mente. En el prefacio de la segunda edición italiana de La Estética de Tomás de Aquino , al tiempo que valora una observación póstuma, Eco afirma la necesidad filosófica de producir contradicciones al observar que el enfoque escolástico, que pretendía ofrecer una imagen inmutable y sistematizada de la realidad, tenía su límites. El escribe:

Tomás de Aquino hizo su trabajo con seria presteza, que era mostrar que las cosas tenían la forma inmóvil y perfecta que Dios les había asignado. Debemos hacer nuestro trabajo mostrando que cuando llegamos a una imagen satisfactoria de las cosas, la prueba de que esa imagen es satisfactoria debe estar dada por el hecho de que su profundización generará una nueva contradicción.

La contradicción es igualmente crucial. De ella derivan nuevas formas de ver las cosas y nuevas direcciones teóricas. Y son precisamente estas características las que interesaron a Eco desde sus primeros escritos.

 

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